Nelly trabaja para Metrolínea desde hace unos siete años como auxiliar de plataforma. Metrolínea S.A. cuenta con 32 mujeres vinculadas como funcionarias y contratistas.
Los compañeros de trabajo describen a Nelly Prada Meza como una mujer tranquila, sencilla, sonriente, enérgica, con don de servicio, tierna, confiable, piadosa y hasta amorosa, pues algunos encuentran en ella una figura maternal inigualable por su calidad de ser humano que hasta comparte su amor.
Desde hace siente años ha trabajado con Metrolínea S.A. como auxiliar de plataforma. Según ella, ama su trabajo porque con él tiene la posibilidad de acercarse a los usuarios para orientarlos, resolver sus inquietudes, y hasta los consiente con su forma de hablarles. Ella también está atenta a que los despachos de los vehículos se cumplan, pero si por alguna circunstancia no es posible, también trata de buscar una solución para que, en últimas, los usuarios no se vean tan afectados por cuenta de las dificultades internas que a diario afronta el Sistema Integrado de Transporte Masivo (SITM).
Doña Nelly o Nellycita -como algunos de sus compañeros la llaman de cariño- es madre cabeza de familia, vive con sus papás, un sobrino y dos hermanos. Infortunadamente, cuenta Nelly, su tesoro más grande, su ángel, su hija, decidió casarse hace un par de años y se fue del país. Desde entonces no la ve pero guarda con esmero el día en que pueda ver y abrazar al “gran amor de su vida”.
En las mañanas Nelly distribuye su tiempo entre hacer el desayuno para las personas que viven con ella, hace una rutina de yoga, planea el almuerzo con su madre y juntas tratan de hacerlo. En algunas ocasiones también visita su iglesia, donde escudriña e intenta descifrar de donde viene y cuáles son sus raíces.
Sobre el mediodía pasa de ser aquella mujer de hogar para salir a la calle y sumarse al equipo de auxiliares de plataforma de Metrolínea. Por lo general siempre está en el Parque Estación UIS, aunque se ha recorrido todas las Estaciones y puestos, porque se ha desempeñado en Centro de Control, en liquidaciones y otras tantas áreas.
Ya en plataforma, con camiseta y chaleco de Metrolínea puestos para que la distingan los usuarios, y con un radio de comunicación en sus manos, empieza a verificar que la programación de las rutas se cumpla. Que los concesionarios de transporte envíen los despachos cada 8, 10 o 12 minutos según la hora y lo determinado por el Centro de Control. Si por algún caso un bus que se varó, fue vandalizado u ocurre un accidente ajeno a la operación del SITM y no se puede cumplir con la ruta, ella junto con los despachadores de los concesionarios y Centro de Control buscan una solución para reducir la afectación al usuario.
“Estoy enamorada de Metrolínea, este trabajo llegó a mi vida cuando más lo necesitaba y me hizo sentir una mujer productiva”, dice Nelly cada vez que se le pregunta por la empresa para la que labora. Y ella no sólo lo dice, lo demuestra. Es por eso que gracias a su buen desempeño, pese al cambio de los gerentes, ha mantenido su lugar.
Siendo mujer cabeza de familia, que sacó a su hija adelante sola y se esforzó en darle lo mejor, Nelly considera que en ocasiones hay discriminación hacia las mujeres “porque en algunas empresas creen que nosotras no podemos hacer el trabajo que hacen los hombres y no es así. Con respeto, de manera racional y humana lo podemos hacer. En ocasiones nos echan a un lado porque no tenemos músculos”, dice.
En cuanto a los hombres machistas, Nelly los invitó a que se miren al espejo y se cuestionen sobre “¿Cómo quieren que los traten? Con rudeza, amor, como personas humanas. De la misma forma como ustedes tratan, quieren que los traten. Y los invito al amor, a la compresión, a la igualdad”.
Casi a las 9:00 p.m. Nelly está en la parte más crítica de su jornada, los últimos despachos. Aquellos que se deben cumplir para que los usuarios no se queden sin transporte. Aunque a veces hay impases, ella da todo de sí para resolverlos en el menor tiempo posible y cumplir con los itinerarios. Cerrada la operación, Nelly retorna a su casa, en el barrio San Alonso, donde su otra familia la aguarda.
Finalmente Nelly envía un mensaje de amor y de paz a las mujeres. Y les recuerda que “se deben hacer valorar, querer, respetar, no demostrar debilidad ante nadie, y que den lo que el padre celestial nos mandó a dar, amor, para todo el mundo igual, amor”.
Conozca la historia aquí https://youtu.be/-7tF9yd3ZL8